domingo, 17 de octubre de 2010

ENVIDIA

A Darío

La vida es un dolor que no mitiga.
Es sangre de la herida que no cierra
abierta por el filo de una ortiga
que clava sus colmillos en la Tierra.

Pensar es una fiera que devora.
Amarga penitencia que la gente
arrastra con tristeza hasta la hora
final en que podrá ser inconsciente.

Maldita libertad que me encadena.
Maldigo el albedrío que disfruto
pues todo es una náusea, es una pena,
cubierta por nostalgia y por el luto.

Quisiera ser el rayo, ser tornado
ser ciego como el mar y como el trueno.
Rugir en el silencio más cerrado,
ser luz, una explosión que barra el cieno.

Envidio al árbol seco, inexpresivo
y más la piedra fría, silenciosa
que no hay más sufrimiento que estar vivo
y no hay más pesadumbre que su losa.





Cortesía de Anaís os dejo el recitado de este poema. ¡Un millón de gracias reguapa!

1 comentario:

  1. ¡Qué gran poema, Luis!... sublime al oírlo recitar en la voz de Anais. Enhorabuena.

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