LA FIERA

Muéstrame tus heridas

no me tengas vergüenza,

que las bese despacio

de los pies a cabeza.

Muéstrame cada página

de tu propia novela,
las que nadie conoce
porque escuecen de veras.

Te deseo desnuda,
sin disfraz ni careta.
Libre, fuerte, tú misma,
aunque nadie te entienda.

Tómame de la mano,
déjame que proteja
tus deseos secretos
cuando sueñas despierta.
Yo seré tu mastín
de mirada sangrienta
de ladrido profundo
y mordisco de fiera.
Déjame ser la sombra,
tu armadura de guerra.
Yo seré oscuridad,
tú serás inocencia.

HAZME POEMA

Hazme poema. Rompe la mordaza.

Desnúdate, desata el torbellino
que soy tu musa oscura y tu destino.
Un dios que te libera si te abraza.

Destila la amargura de la vida
en rabia y en licor, en tinta pura
y te emborracharé de sangre oscura.
La droga más romántica y suicida.

Jamás me fui, que sigo al lado tuyo
latiendo tiernamente en tu interior.
Soy inocencia, soy también dolor,
la espada impertinente de tu orgullo.

Vomita versos locos, fantasías
de luz y pesadilla, baila, llora.
Hazme el amor al filo de la aurora
a puro frenesí de poesías.

En un cajón oscuro de tu mente,
envuelta de cadenas, amarrada,
escondes una pluma enamorada,
herida, poderosa, diferente.

Atrévete a cogerla. No te asombres
si rompes a volar, salvaje y bella.
Explota con el brillo de una estrella
y vuélvete una diosa entre los hombres.

AL BORDE

Aquel artista lastimero y triste,

eternamente pálido, enfermizo,
que muere de un amor que nunca existe,
llorón, adolescente, quebradizo,

herido, melancólico, nocturno,
amante de fantasmas, prisionero
del peso de su culpa, taciturno,
apártalo de mí que no lo quiero.

Prefiero ser Beethoven, sinfonía
de fuego y de pasión, de angustia pura
o Goya casi ciego de agonía
al borde de la gloria y la locura

o ser la risa libre, fuerte, amarga
que sabe que la vida es un momento
y ya portamos demasiada carga,

poeta de la luz y el sufrimiento.

Al borde quiero estar, al filo mismo
sin nada que detenga la caída.
Mi verso es la explosión en el abismo,
la vida que se ríe de la vida.

Agárrate a mi pluma y vuela y vuela
sin nada que temer, la vida es corta.
No hay nada que no corte y que no duela,
que todo lo que mata es porque importa.

LOCA

Quiso ser flores en Japón, quimera

de mil colores, mil transformaciones.
Rebelde, loca, mágica y sincera
sin doblegarse a normas ni razones

y se enfrentó a las aspas de un molino
de lógica, cinismo, realidad.
Los necios le dijeron "tu destino
es aceptar sumisa la verdad"

y construyó castillos tan ligeros
que flotan sobre nubes de algodón
dejándoles de simples embusteros.
La magia es su verdad y su razón.

Hasta intentaron convertirla en dama
y le llamaban loca y se reía.
Jamás pudieron sofocar la llama
del duende del amor y la alegría.

LA REINA BLANCA

La enjuta reina del invierno, diosa

de la distancia, del adiós, del viento,

me convirtió en la voz de su lamento.

Heraldo de su historia dolorosa.

A cambio congeló mi cuerpo herido

y lo envolvió de escarcha de diamante.

"Recorrerás el mundo, caminante,

desnudo, verdadero, decidido"

Te arrastraré a mi verso de dolores

y sentirás su beso que congela

que no me importa nada que te duela.

La diosa quiere más adoradores.

Abrázala, sucumbe a su poder

y envuélvete en el manto de su invierno

de tacto terrorífico y eterno.

Sumérgete ¿qué tienes que perder?

HIMNO

El alma tañe sonidos, 

sonidos que nadie escucha.
El alma sufre una lucha
de música y de latidos.
Todos somos consumidos
en una misma fogata.
Es la enlutada sonata
de acordes de ruina y fuego.
El himno macabro y ciego
que da la vida y nos mata.