¿He de olvidarla sin más?
Jamás.
¿Y recordar qué ha de ser?
Perder.
¿Qué anima mi resistencia?
La inocencia.
Por mucho que su presencia
me vuelva triste y oscuro,
he decidido, lo juro,
jamás perder la inocencia.
¿Qué vence siempre al rencor?
El amor.
¿Si se burla y me abandona?
Perdona.
¿Perdonar de cualquier modo?
Todo.
Aunque me ha tirado al lodo,
sin mirarme ni un momento
no guardo resentimiento,
el amor perdona todo.
Con una mano, Fredy, la derecha,
te envuelves de una capa de respeto.
La audiencia te ovaciona satisfecha;
la tela blanca oculta tu secreto.
La llama de la izquierda está en la mecha
y pronto estallará; ya está completo
el drama con que alejas la sospecha.
El juez habló, ¡cumplamos su decreto!
Mentira, nada existe, es una farsa
escrita como pieza de dos actos,
y todos son actores importantes;
los jueces y el fiscal son la comparsa,
la música de fondo de unos pactos
firmados hace tiempo por farsantes.
Cuando los días que pasamos, vuelvan
como recuerdos de facción borrosa
preguntarás ¿por qué razón rompimos?
¡Eramos jóvenes!
Eramos jóvenes, de viento y fuego.
Con tanta vida, tantas pocas luces
que nos bebimos, con un sólo trago,
todas las fuentes.
Todas las fuentes, de pasión y vino,
de noche y besos, de alegría y sexo,
nos regalamos; las tendremos siempre
...¡en la memoria!
