SOÑADOR

Permíteme soñar, soñar que vuelo

y rompo con la ley de la rutina.
Mi reino está detrás de la cortina
que nos imponen de cordura y hielo.

Me volveré de música y de sombra
para escapar del yugo de los hombres.
Olvida que existí, jamás me nombres.
Aquel que es un espectro no se nombra.

Permíteme ser libre, vagabundo,
un soñador ilógico, inocente
y perseguir un rumbo diferente.
Despídete de mí. Me voy del mundo.

TALISMÁN

Yo tengo un ángel guardián

con alas de cuervo anciano.
Es un príncipe inhumano
que nació de un huracán.
Me regaló un talismán,
ónice de magia pura.
Lo llevo como armadura.
Si quieres verme la piel
has de vértelas con él,
mi arcángel de sangre oscura.

LLUVIA

Esta mañana de diciembre fría

que cala hasta en el fondo de la mente
no importa si me abrigo, el alma siente
que te has marchado y llueve todavía.

Hoy llueve como ayer también llovía.
Cierro los ojos, todo es diferente
y hasta imagino tu perfume ausente.
Cuando los abro hay lluvia todo el día.

Un aguacero como un grifo abierto,
como un tambor frenético y sombrío.
Una tristeza gélida y mojada.

Qué mas me da empaparme si estoy muerto,
qué importa que naufrague en este río.
Te fuiste. Solo hay lluvia. Lluvia y nada.

LA VISITA

La enjuta parca, la divina dama,

me visitó pensando que dormía

y, con dulzura, se metió en mi cama.

Me susurró, "no es tiempo todavía".

"Arde, mi niño, muéstranos tu llama

con la pasión del sol del mediodía.

Sé vida en erupción que se derrama

en música, color y poesía".

"Prométeme ser puro y verdadero.

Aunque el dolor reclame su bocado

el mundo necesita un soñador".

"No vengas a mi encuentro. Yo te espero.

Vive, disfruta el tiempo que te han dado

poeta de la magia y del amor".

VERDADERO MALVADO

...y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente 

(Los motivos del lobo. Rubén Darío)

En esta tierra de locos

en manos de los peores
quedan amigo muy pocos
verdaderos creadores.

Gente llena de pasión
que vivan a la manera
que les dicta el corazón.
Pura, fuerte, verdadera.

Es triste ver a corderos
que se han rendido ante el mal
envarados y severos
dar lecciones de moral.

Más triste ver quien se calla
por miedo a ser señalado
por la mugrienta canalla
como si fuera apestado.

Me cansé de ser prudente,
razonable, no violento,
delante del insolente
como aquel lobo del cuento.

Aunque me llamen pirado,
amargo, feroz y duro,
un hombre viejo y malvado,
no me callarán, lo juro.

Dejadme ser el tambor
en esta estación oscura.
Si debo morir de amor,
seré explosión de ternura.

DON PASCUAL

Don Pascual es un hurón

que vivía en Albacete.
Como es grande y regordete
le llamaban Pascualón.

Se levanta muy temprano
con el sol de la mañana.
Desayuna fruta sana,
peras ricas de un manzano.

Huevos fritos con morcilla,
dos cafés con sus cruasanes,
varios zumos, cinco panes,
mermelada y mantequilla.

Limpia el polvo de su casa
con ayuda de un plumero.
Friega todo con esmero
y un chorrito de antigrasa.

Friega el baño, el dormitorio,
la cocina, el descansillo,
las paredes del pasillo
y a su abuelo Don Honorio.

Se compró un coche muy caro,
de caballos nada menos
¡pero no encuentra los frenos!
Este coche es muy, muy raro.

Es mejor el patinete,
reflexiona Pascualón,
es ligero y más molón
por las calles de Albacete.