Al monstruo no le aplacan, regalos ni bombones.
El monstruo se propone que bajes la cabeza,
que dobles las rodillas, que pierdas la entereza.
Tan sólo le alimenta tu sangre a borbotones.
Nosotros pretendemos vencerle con canciones,
con mesas de partidos, indultos o tibieza,
y con equidistancias, respeto y gentileza,
con limpias alianzas de civilizaciones.
El monstruo espera y ríe oculto en su escondrijo,
pues somos sus más fieles amigos y secuaces.
Con gozo se relame; la presa se suicida.
Parece que busquemos su afecto y su cobijo
y no nos damos cuenta, pues somos incapaces,
que, si no combatimos, nos quitará la vida.
Un soneto perfecto de versos alejandrinos que da pie a una buena reflexión. felicidades
ResponderEliminarEste poema lo escribí en 2006, meses antes de que se firmara la tregua con el monstruo. Por desgracia, hoy vuelve a estar de actualidad.
ResponderEliminarSí, lamentablemente es un tema y un lastre que no pierde actualidad.
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