de plumas afiladas como acero.
Heraldo de la muerte, mensajero
del lado tenebroso del olvido.
Recíbeme, señor de lo prohibido,
que soy entre tus alas prisionero
y bésame en la boca,
compañero
de todo lo que soy y lo que he sido.
No temo tu visión terrible, impía;
tu canto de dolor sincero y duro,
tu esencia penetrante, triste, negra.
Me alegra tu enlutada compañía,
tu abrazo melancólico y oscuro
y, cuanto más oscuro, más me alegra.
No temo tu visión terrible, impía;
tu canto de dolor sincero y duro,
tu esencia penetrante, triste, negra.
Me alegra tu enlutada compañía,
tu abrazo melancólico y oscuro
y, cuanto más oscuro, más me alegra.
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