viernes, 13 de agosto de 2010

AL CISNE NEGRO

Oh, cisne. Cisne negro dolorido
de plumas afiladas como acero.
Heraldo de la muerte, mensajero
del lado tenebroso del olvido.

Recíbeme, señor de lo prohibido,
que soy entre tus alas prisionero
y bésame en la boca,
compañero
de todo lo que soy y lo que he sido.

No temo tu visión terrible, impía;
tu canto de dolor sincero y duro,
tu esencia penetrante, triste, negra.

Me alegra tu enlutada compañía,
tu abrazo melancólico y oscuro
y, cuanto más oscuro, más me alegra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario