y plasmarlo en un verso sugerente, sonoro.
Un poema sincero, poderoso, profundo,
que te hiera en el alma con su flecha de oro.
Recorrer el camino que nos une y separa.
Conseguir expresarte las verdades que siento,
con un verbo sencillo de metáfora clara,
de la forma más pura, carcajada y lamento.
Que mis lágrimas puedan, más allá de las hojas,
penetrar en tus ojos; y que llores conmigo
contemplando la vida con sus mil paradojas,
aceptando la muerte como a un íntimo amigo.
Y que escuches mi canto de alegría y bondad,
resonando en tu pecho como notas de fiesta
cuando, juntos, hallemos la más simple verdad:
la existencia es pregunta y reír la respuesta.
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