como la pluma flota sobre el río.
Dejar de resistir y que reciba
la bendición del zen en el vacío.
Sentir el aire, convertirse en él,
pausar y meditar en lo inmanente.
Volver a descubrir la propia piel
desconectando el cuerpo de la mente.
Sólo habitar en el presente ahora,
que lo pesado quede en lo profundo.
Ved que la flor jamás se queja o llora
y toda su belleza es un segundo.
Firmar la paz con el fiscal maldito
que apunta en su libreta cada error
y recordar que no hay mayor delito
que nunca perdonarse con amor.
Cerrar los ojos y flotar ligero,
dejar que el agua fluya, no me importa.
Abandonar el ego, ser sincero
en esta vida apasionante y corta.
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