La sombra –sí, la sombra –vieja amiga,
eterna compañera del camino,
amante despreciada y dulce vino;
me besa, al mismo tiempo me castiga.
Su mundo es de nostalgia y de quimera,
de magia y emoción, de blues y jazz.
Compone sus canciones al compás
del ritmo amargo de la tensa espera.
Demonio de la niebla, de humo y fuego,
de lágrimas, cadenas, piel y espina.
Me atrapa, me tortura y me ilumina,
que tanta sombra y luz me vuelve ciego.
Me sigue silenciosa y sordomuda,
mas nunca me acompaña cuando río.
Calienta el corazón si tengo frío
e inflama mi escritura con su ayuda
Que tengo nombre sólo si me nombra,
y tengo llama sólo si me llama.
No escribo por el oro ni la fama,
mi tinta es de la sombra ¡sí, la sombra!
A veces la sombra juega con nosotros e intenta atraparnos en su ruleta rusa de emociones... Entre la nostalgia y la magia. Porque la sombra es nuestra conciencia, nuestros pensamientos a modo de letra, esa que sale sin pensar y forma una melodía distraida....
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