¿No te cansa la queja,
ni la lágrima eterna y adictiva?
De repente tan vieja,
tu que fuiste una diva.
Aunque, a veces, respiras no estás viva.
Por amor te perdiste,
ofreciendo tu vida en sacrificio.
Cada día es más triste
en tu mundo ficticio.
No consigues consuelo ni en el vicio.
Cada vez más pequeña,
como el hielo que muere lentamente.
Pobre niña que sueña
con gustar a la gente
y, de tanto soñar, perdió el presente.
¿Cómo esperas lograr
el amor, si has perdido lo importante?
El recuerdo es tu hogar;
la alegría, distante.
La nostalgia, tu cárcel y tu amante.
Qué pena que el amor se convierta en sacrificio, debería ser todo lo contrario, algo que iluminara la vida y la llenara de colores, pero es cierto que a veces es así, lo permitimos, lo aceptamos, y permanecemos hasta que nos agotamos y nos hundimos en la no vida.
ResponderEliminarUn abrazo,