¿No te cansa la queja,
ni la lágrima eterna y adictiva?
De repente tan vieja,
tu que fuiste una diva.
Aunque, a veces, respiras no estás viva.
Por amor te perdiste,
ofreciendo tu vida en sacrificio.
Cada día es más triste
en tu mundo ficticio.
No consigues consuelo ni en el vicio.
Cada vez más pequeña,
como el hielo que muere lentamente.
Pobre niña que sueña
con gustar a la gente
y, de tanto soñar, perdió el presente.
¿Cómo esperas lograr
el amor, si has perdido lo importante?
El recuerdo es tu hogar;
la alegría, distante.
La nostalgia, tu cárcel y tu amante.
martes, 4 de septiembre de 2012
sábado, 1 de septiembre de 2012
AL LECTOR
Con un libro entre sus manos se imagina
gobernando los destinos del Japón
o volando de las selvas de Argentina
a las playas de la China
sobre el lomo de un dragón.
Ha luchado con los cuatro mosqueteros
enfrentándose a un siniestro cardenal.
Aunque a veces son borrachos, pendencieros,
vanidosos y altaneros
son amigos sin igual.
Si Don Pablos le enseñó la hipocresía,
Don Quijote le ha mostrado la virtud.
Sherezade, la mas rica fantasía,
y Romeo la energía
del amor de juventud.
Tras montar en el Nautilus, se ha marchado
de Sudáfrica hasta Costa de Marfil,
de los Andes al Cañón del Colorado,
y hasta el mítico Eldorado
bajo un río del Brasil.
El lector es un viajero diferente;
cada libro se convierte en su corcel
y galopa por los mundos de su mente
por la magia procedente
de un pedazo de papel.
gobernando los destinos del Japón
o volando de las selvas de Argentina
a las playas de la China
sobre el lomo de un dragón.
Ha luchado con los cuatro mosqueteros
enfrentándose a un siniestro cardenal.
Aunque a veces son borrachos, pendencieros,
vanidosos y altaneros
son amigos sin igual.
Si Don Pablos le enseñó la hipocresía,
Don Quijote le ha mostrado la virtud.
Sherezade, la mas rica fantasía,
y Romeo la energía
del amor de juventud.
Tras montar en el Nautilus, se ha marchado
de Sudáfrica hasta Costa de Marfil,
de los Andes al Cañón del Colorado,
y hasta el mítico Eldorado
bajo un río del Brasil.
El lector es un viajero diferente;
cada libro se convierte en su corcel
y galopa por los mundos de su mente
por la magia procedente
de un pedazo de papel.
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