Sentí que el aire me pesaba tanto
como un castillo donde nadie habita.
Sequé las lágrimas, contuve el llanto.
El cuerpo calla cuando el alma grita.
El mundo entero se volvió barroco,
de pesadilla, incompresible, ajeno.
Es la demencia que murmura un loco;
no hay nada hermoso, verdadero, bueno.
Hay un cansancio interminable, duro,
con ojos ciegos, sin calor, vacíos
que me estrangula en su rincón oscuro
con un abrazo de eslabones fríos.
Melancolía, nunca marchas lejos.
Riegas mis hojas con tu amarga savia,
como a los jóvenes que mueren viejos
sin comprender su frustración y rabia.
Uf, qué bonito te ha quedado, preciosas palabras y perfectamente enlazadas y rimadas, me gusta mucho.
ResponderEliminarSaludos desde mi mar,
Muy buena la descripción de ese estado de melancolía y amargura a caballo entre la frustración y la rabia.
ResponderEliminarUn abrazo
Genio! que bueno leerte!!
ResponderEliminarUn saludo, y felicitaciones!
Hay versos realmente buenos.
ResponderEliminarun abrazo.
Muchas gracias por venir a este rincón de poesía :) !!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHermosa tu poesía, sobre todo los alejandrinos que tanto me gustan, te sigo como una fans mas, un abrazo desde esta orilla del mundo poeta...y te dejo el nombre de mi bloq para que me visites.."Un verso al viento"...te espero por allá.
ResponderEliminarEste poema parece escrito realmente al límite, al borde del abismo.
ResponderEliminarEntre la melancolía...y la locura.
Así es. Hay un tipo de melancolía destructiva y terrible. Muchas gracias por la visita.
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