Preparas, Capricornio, tu camino
cuidando con esmero los detalles
y nada logrará que te desmayes
pues eres como el viejo peregrino
que viaja en el silencio clandestino.
Quisieras sólo a veces, aunque calles,
gritar desde los montes a los valles
aquello que te guardas sibilino.
Devoras, cual Saturno, tus temores.
Pareces separado y orgulloso,
te alejas del apoyo y del abrigo.
Yo sé que si comparto mis dolores
contigo, me hallaré en el poderoso
abrazo del mas firme y fiel amigo.
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