La he visto cruzar el puente
llevando un ramo de lirios
más hermosos que la aurora
y más blancos que el olvido.
No sufría, ni lloraba,
tenía el gesto tranquilo.
La llamé, no me hizo caso,
no se apartó del camino;
el rumor de los cipreses
era un muro ante mis gritos.
No cruces, amiga, dije,
al otro lado del río
donde la noche es más larga
y el tiempo es sólo un suspiro.
Abandonas a tus padres,
tus hermanos, tus amigos,
a todos los que te quieren.
¿Acaso te da lo mismo?
Si pasas a la otra orilla
no tengo más que un destino.
Aunque nunca me creíste,
de nuevo te lo repito;
siempre estaré al lado tuyo.
¡Espera, que yo te sigo!
Romántico romance.
ResponderEliminarMuy bueno.
que triste!, los cipreses, el puente, lirios,sí todo me remite a ese largo viaje del que no se vuelve!, bello y lleno de amor!
ResponderEliminarun saludo Narrador...