Cristine
Cuando el sol se vuelve débil y la sombra se hace larga
me despierta un canto extraño, penetrante, dulce y grave
que parece un miserere de una voz brutal y amarga.
Su lamento es una puerta y mis lágrimas la llave.
Fantasma
Cuando el cuerpo yace inerte y la mente se aletarga
me entremezclo entre tus sueños con mi ritmo bronco y suave.
Soy enérgico y furioso como el rayo de descarga,
soy un cántico en la noche que se eleva como el ave.
Ambos
Ven y atrápame en tu hechizo, en tus redes de locura,
en la sombra susurrante que te busca, triste, inquieta:
que la vida no te asuste y la muerte no te asombre.
Nuestra música es la clave de una misma partitura.
Nos descubre el acertijo que se esconde en la careta:
el fantasma de la ópera es un monstruo y es un hombre.
Me ha encantado... y volver a oír la música ha sido una auténtica delicia. Un saludo cordial.
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