miércoles, 21 de julio de 2010

SIN ESPERANZA

No existe la amistad. No hay esperanza.
No hay nadie que te apoye o te comprenda.
Escucha la verdad, brutal, horrenda:
no queda quien merezca la confianza.

La vida es una trampa de añoranza.
Un mar de soledad, total, tremenda.
Los hombres son salones sin vivienda,
su rostro es una nada sin semblanza.

Cegados o, en el fondo, malheridos
seguimos con la misma tonta lucha
y no nos damos cuenta de lo cierto.

Vivimos deseando ser queridos
y nadie (atiende: ¡nadie!) nos escucha.
Vivir no es muy distinto de estar muerto.


1 comentario:

  1. Tremendo y desgarrador poema... merece la pena meditarlo.
    Felicidades, Luis. Un abrazo

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