martes, 1 de enero de 2013

EL REY DE AMARILLO

A lo largo de la orilla donde las olas de nubes chocan,
los soles gemelos se hunden bajo el lago,
las sombras se alargan,
en Carcosa.
(“En la desaparecida Carcosa”, Robert. W. Chambers)


A la orilla del lago de Hali,
donde el agua estancada rebosa
la inquietante ciudad de Carcosa
aparece mostrando su horror.
En sus frías paredes, las gárgolas
son insectos mezclados con trasgos.
Si no miras de frente a sus rasgos
te susurran embrujo y dolor.

El monarca amarillo pasea
su innombrable y blasfema figura.
Va esparciendo su propia locura
en las presas que elige a placer.
Ay de aquellos que aceptan su abrazo;
les regala su mágico signo,
venenoso, atrayente y maligno
y jamás se podrán esconder.

Nadie entiende su mente alienígena,
ni a su libro de cuentos diversos
que discurren en mil universos
y trascienden el mundo real.
Todo necio que sigue su sombra,
los que aprenden su ciencia prohibida,
sacrifican gustosos su vida
por la dulce promesa del mal.



No hay comentarios:

Publicar un comentario