Me apetece caminar
sin hollar ningún camino,
que las huellas de mi sinosean huellas en la mar.
Ser tan solo una quimera,
una mota chispeante
que se esfuma en un instante
con olor a primavera.
Un relámpago de plata
en la luna más remota
o quizá una simple nota
escondida en la sonata.
Ser efímero y travieso
como un duende evanescente,
un engaño de la mente
o la esencia de algún beso.
Si la vida en este mundo
se disuelve en la entropía
déjame ser fantasía
por un ínfimo segundo.
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