A Juan Pablo II, Magno.
No temas a las piedras, ni al veneno
oscuro de la envidia, ni al destino.
No vive en soledad el peregrino
si tiene el corazón abierto y lleno.
Si pierdes la linterna en el terreno
o acaso no vislumbras el camino
avanza sin temor al torbellino.
Recuerda, la tormenta es sólo un trueno.
Quien vive la esperanza del presente,
no teme los dolores del futuro
y acepta sin angustia la partida.
Camina con la vista siempre al frente,
alegre, sin dudar, con pie seguro:
el hombre se salvó. Ganó la vida.
inmenso karol!!!
ResponderEliminarSanto súbito!
ResponderEliminarPerfecto para el momento que atravieso. Gracias
ResponderEliminarMe alegro que te guste. Pulsa donde dice "luz" dentro de la lista de enlaces que hay en la sección "Por contenido" en la columna de la derecha. Quizá encuentres algún poema más que te pueda gustarte.
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