A John Galt
Sacúdete, gigante, la cadena
y rompe enfurecido los grilletes.
Tu fuerza es tu prisión si te sometes
por propia voluntad a la condena.
Tan falso es el delito que tu pena
jamás se acabará. Son tus billetes
la piedra con que afilan los machetes
aquellos que maldicen tu faena.
No aceptes mantener a quien te infama.
Rechaza su moral por ser indigna,
su impúdica llamada al sacrificio.
Apaga tu motor, detén tu llama,
sé sordo a toda súplica maligna
y morirán muy pronto por su vicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario