Con una mano, Fredy, la derecha,
te envuelves de una capa de respeto.
La audiencia te ovaciona satisfecha;
la tela blanca oculta tu secreto.
La llama de la izquierda está en la mecha
y pronto estallará; ya está completo
el drama con que alejas la sospecha.
El juez habló, ¡cumplamos su decreto!
Mentira, nada existe, es una farsa
escrita como pieza de dos actos,
y todos son actores importantes;
los jueces y el fiscal son la comparsa,
la música de fondo de unos pactos
firmados hace tiempo por farsantes.
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