Vacío, consumido por lo inerte,
sepulcro de un dolor que nunca nombra. ¿Un hombre? No. La esencia de una sombra
que a fuerza de sangrar se volvió fuerte.
Tan fuerte que parece ser castillo.
¿Un dios? Quizá. Si hay dios del desengaño
forjado a golpes de silencio y daño.
La soledad, su yunque y su martillo.
¿Se convirtió en espectro? No lo dudo.
Un viento místico de un mundo ajeno
que quiso ser verdad, hermoso, bueno
y renació sin corazón, desnudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario