En estos días de silencio y nada,
como canciones huérfanas de vida.
Días de esparto, polvo, despedida,
ortigas secas sobre tierra helada.
La noche se convierte en una entrada
insomne que revive cada herida.
Noches que giran, sombras sin salida,
dedos que acusan, alma sentenciada.
El mundo es el teatro donde habito,
un rol que se derrama entre las yemas
y mientras tanto finjo reír fuerte.
Mi propia mano me estrangula el grito
y de mi sangre brotan mil poemas.
¿pero que importan si no puedo verte?