domingo, 17 de julio de 2011

DESDE EL ESPEJO

Apunté a mi reflejo con la espada.
De qué ríes, idiota, me pregunto,
si tu risa es el eco de la nada.

Tan amable y cabal, y tan difunto.
Una sombra que ha muerto y no lo sabe;
un correo sin cuerpo y sin asunto.

Cuando escucho tu voz tranquila y grave,
me doy cuenta de todos tus engaños
aunque intentes ser fuerte, dulce o suave.

Has mordido tu lengua tantos años,
reprimido la rabia y la locura,
ocultado los cortes y los daños

y mostrado una calma tan segura
que se ha vuelto un disfraz de porcelana
pero hay grietas de miedo y de fractura.

Te ha vencido el temor por el mañana,
no confías tampoco en el presente
y el pasado es la noche fría y vana.

“¿De qué ríes, idiota?” De repente
tú también me preguntas eso mismo.
Aquí estamos llorando, frente a frente,
y unas lágrimas mojan el abismo.



2 comentarios:

  1. Ese espejo que no miente... reflejo y pregunta ¿qué habrá al otro lado del espejo?

    me gustó leerte

    Un saludo

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  2. Tal parece que tanto tú como yo hemos tenido algún que otro enfrentamiento con el espejo últimamente... de vez en cuando hay que mirarse en él, de frente y abiertamente. Es un gran poema, Luis.
    Un saludo

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